lunes, 7 de diciembre de 2009

A mi hijo Jaime

Jaimito era un niño muy inquieto, por lo mismo tuvo varias fracturas de huesos, le hice este poema


A mi hijo Jaime

Picara sonrisa, rubios tus cabellos,
Tus tiernos bracitos rodeando mi cuello;
Y yo me di cuenta que desde pequeño
El mundo quisiste recorrer entero.

Lo admirabas todo, el campo el cielo
La lluvia y la brisa, !eras tan inquieto!
Quisiste hacer tuyas hazañas de cuentos
Volar y sin alas alcanzar el cielo.

Y solo lograste mayugar tu cuerpo,
Ya que no sabias por ser tan pequeño
Que la vida no es tu mundo de ensueños,
Creias ser aire, torrente, lucero...

Hijo: cuando seas grande, cuando pase el tiempo,
Te podras dar cuenta de que si es muy cierto,
Que somos la vida, el torrente, el lucero,
Que somos natura amor y misterio,

Pero solo somos pequeños destellos
Chispazos fugaces del gran universo,
Y que poseemos el perfecto cuerpo,
Para que tu puedas mirar el paisaje
Y correr por ellos.

Para que tu puedas sentir la caricia
De tus semejantes, para que en tu mente,
La sabiduría colme tus anhelos,
Y veras mi niño, que con este cuerpo
Lograras colmar tus grandes deseos.

Alcanzar estrellas y correr al viento,
Pero, por lo pronto hijo, eres muy pequeño,
Guarda tus impulsos, para todo hay tiempo
Trata con cariño el dulce milagro
De tu propio cuerpo

Violeta 1967

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